Las personas producen experiencias territoriales, y en ocasiones lo administrativo, no es lo habitado. Es así como la gestión debe ir en defensa de estas relaciones en función de principios de equidad y dignidad. En la división de Gestión de la Red Asistencial de la Subsecretaría de Redes Asistenciales así lo evidenciamos.
La integración entre territorio y salud se plasma desde hace varios siglos (Christovam Barcellos, 2018), el producto de las relaciones de poder en el espacio, tiene una condición de contexto y situación, donde la salud, como estado de bienestar (y no solo ausencia de enfermedades), se enfrenta de manera cotidiana a personas y comunidades que se integran en vínculos históricos, culturales, económicos y sociales.
Pensar el territorio, como articulador de las redes en favor de la equidad y dignidad en salud para las personas, se vuelve fundamental de acuerdo a las infinitas perspectivas que actualmente se encuentran en pugna y producen una constelación de realidades, que conviven y dialogan por un bien común.
Lo vivido, lo habitado y lo administrativo, conviven en tensión constante dentro de las Redes Asistenciales; un ejercicio analítico derivado de un trabajo de campo etnográfico, ilustra como en la comuna de Navidad, por ejemplo, ubicada al norte, en el borde costero de la Región de O’Higgins, las personas de la comuna y sus territorios rurales cercanos, deben viajar a lo menos 3 horas para buscar una atención de especialidad en los Hospitales de Santa Cruz, Rengo o derechamente Rancagua (sujeto administrativamente al Servicio de Salud O’Higgins), con citas muchas veces agendadas a las 8 am (lo que significa salir a las 3 am de casa) y a un costo asociado al viaje cercano a los 50 mil pesos, teniendo el Hospital de San Antonio (sujeto administrativamente al Servicio de Salud Valparaíso – San Antonio) a 40 minutos de distancia y a un costo de no más de 3.500 pesos.
Visibilizar el territorio vivido, da cuenta de un flujo constante en términos de derivación por diversas especialidades que superan las expectativas de lo administrativo. En la práctica la población de Navidad se ve obligada a transitar por toda la región buscando resolutividad, aumentando tiempos de espera, pero además asumiendo el costo cotidiano del traslado. De este modo se proyecta un espacio eficiente, basado en infraestructura vial y interacciones culturales, dejando en claro que la relación con eje sur del Servicio de Salud Valparaíso-San Antonio es ecológicamente más equilibrado, repercutiendo directamente en la calidad de vida de las y los habitantes de Navidad.
Son particulares las formas sociales y territoriales que se experimentan en los territorios, normalizando históricamente la inequidad de acceso y distancias de traslado para resolver un problema de salud, estando anclado a un acto administrativo público. Entonces ¿Es lo público un bien simbólico para los territorios?, en este punto, el dialogo entre lo administrativo y lo local parece disuelto. No obstante, es un vínculo que es necesario fortalecer. A largo plazo, el Diseño de la Red Asistencial, nos permitirá articular el enlace entre lo administrativo, lo vivido y lo habitado.
La proximidad organizacional se apoya en las formas institucionales basadas en la similitud y adhesión (pertenencia) abriendo un abanico de posibilidades institucionales de coordinación no mercantil que se despliega en el espacio local-próximo muchas veces de forma no voluntaria. (André Torre, 2021). En virtud de ello, por ejemplo, las personas que habitan la comuna de Navidad, comenzaron a cambiar sus direcciones a la comuna de San Antonio, para poder acceder a una prestación de especialidad, con mediano éxito en algunos casos.
En palabras de Pedro Güell “el territorio es un contexto de acción atravesado por múltiples dimensiones: biofísica, cultural social, económica y política; que está articulado en varios niveles de acción, tales como el regional, el local, nacional y global; que es multitemporal, en el sentido que está definido por las memorias e inercias del pasado y por la expectativas y tendencias del futuro; y que es multiespacial, constituido por la interrelación de diversos nichos ecológicos y espacios funcionales, como los de la economía, los de la ecología, el trasporte o los mapas electorales” (Verónica Fuentes, 2020), siendo la dimensión de la salud, entendida como un producto ecosistémico de relaciones, donde el territorio es el nodo que permite articular las diferencias y por lo tanto disminuir brechas basadas en condiciones de contexto y situación.
En esta lógica, el determinismo geográfico es simplemente, una imposibilidad (Derek Urry, 2021) o, en otras palabras, no basta sólo conocer las características físicas del territorio, sino que también es menester conocer las cualidades humanas y sociales que conviven y se articulan dentro de éste, tal como las fronteras se diluyen en relaciones cotidianas de rutas y rutinas.
Sostener ese argumento, para fortalecer el enlace y el diálogo entre lo local y lo administrativo, analizando caso a caso, las dimensiones de estudio de cada zona, es parte del camino para destrabar estas sujeciones, facilitando por, sobre todo, dinámicas de equidad territorial en salud, en materias del acceso, la oportunidad y la atención.